martes, 26 de junio de 2012

Artículo de analista político vetado por diario La Primera

Por: Ricardo Vásquez Kunze

Qué golosa había resultado ser doña Tania Quispe, la Superintendente Nacional de la SUNAT. Qué garganta más profunda aquella de la recaudadora de impuestos. De golpe y porrazo, sin pestañear ni atorarse ni empacharse se comió un jugoso aumento de sueldo de 10, 000 soles que –la delicadeza no está en el horizonte de los glotones--, ella misma se dio. Pasó así a ganar 25,000 soles. Ni más ni menos. Todo un record en recaudación de sueldos para el Estado. Por lo menos eso hay que reconocérselo a la doña.
Ha sido muy valiente doña Tania. Valiente en darse “su lugar”. El de homologar los grandilocuentes sueldos del sector privado al sector público. Digo, a los cuatro gatos del sector público que como ella aterrizan allí para hacer curriculum –imagínense cuánto deben haber subido sus bonos internacionales cuando salga de la SUNAT— pero sin querer perder un céntimo de lo que ganaba como yuppie senior en la sucursal peruana de Deloitte, una consultora de auditorías. O sea que doña Tania quería y obtuvo la soga y la cabra.
Es que doña Tania es una profesional de primera, de esas estrellas del sector privado donde el éxito se premia y el fracaso se castiga. Porque allí funciona implacable la ley del mercado. El que trabaja duro y parejo gana lo que se merece. Así, está cantado que la riqueza corona al que innova, como a los creadores de los “derivados financieros” que hicieron colapsar el mundo y cuyas consecuencias estamos pagando todos los que no somos genios. Los mismos genios que después de quebrar imperios se fueron cobrando sus archimillonarias liquidaciones de retiro que, casi como doña Tania aquí, ellos mismos se otorgaron. Es que así es el “mercado”, pe.
Pero, ¿cuál ha sido el espectacular éxito de doña Tania al frente de la SUNAT para que su nuevo sueldo vaya en consonancia? ¿Cuál la modélica reorganización de la Superintendencia para hacerla más productiva y eficiente? ¿Cuál? Pues veamos. Justo cuando doña Tania y su plana mayor de “genios” se aumentaba el sueldo un sábado por la noche –¡cómo es la vida!—me reunía yo con varias amigas que trabajan allí para cenar. Yo iba a contarles mis penas existenciales y terminé escuchando las suyas, todas laborales. Ahí me enteré de dos cosas muy importantes: Que la SUNAT es un desastre administrativo y que si hay que darle un “premio” es al de la explotación laboral.
Mira, me decía una de ellas. Yo trabajo en una de las 7 supervisiones de mi sección, un promedio de 13 horas al día, incluidos sábados. Sin ni una hora extra reconocida ni mucho menos pagada. O sea que el Estado es el primero en incumplir sus propias normas laborales. ¿Alguien dijo: Ministro de Trabajo?
Bueno, de lo que se trata allí es de despachar expedientes. Somos 8 personas, todas profesionales de buenas universidades (doy fe). Ocho personas para gestionar un stock acumulado de 3,000 –¡sí, 3,000!—expedientes. A cada una le corresponde despachar entre 30 a 50 expedientes al mes. O sea, me dijo otra, el stock nunca mengua porque cada mes entran 300. En buen romance, en esa supervisión nunca están con el trabajo al día --¡trabajando 13 horas diarias!--.
Y cómo están organizadas, le pregunté a una tercera. Bueno, suspiró. Una clasifica expedientes para su admisión. Otra requiere documentación. Dos resuelven “rápido”. Y, finalmente, cuatro resuelven “normal”. En teoría, me dijeron al unísono, la carga de trabajo está repartida “racionalmente”. Pero en realidad eso es intrascendente porque no se trata de repartir ese peso monstruoso entre 8, sino de repartirlo entre 18. Sí, porque ése debería ser el personal de esa supervisión para que la carga se resuelva eficientemente. Y así por el estilo en toda la SUNAT. ¿Hola, escuchó, doña Tania?
¿Que por qué no contratan al personal que falta? Porque nuestro país es la “estrella mundial” donde “nunca hay plata” para los desvarados, mientras pienso en los 10, 000 soles que se embolsicaba ese mismo sábado como aumento doña Tania al frente de la SUNAT. Porque mientras los que allí trabajan llevan 14 años sin ver un sol de aumento con 42% de ingresos perdidos y con una carga laboral mil veces mayor que la de hace 5 lustros, doña Tania ha multiplicado sus ingresos en 66% en menos de un año, todo un record del “éxito laboral”.
Pero, dirán algunos, el aumento beneficia a todos, ¿no es verdad? Ummm. “No tengo para todos, pero sería bueno empezar con todos”, dijo la doña sin ruborizarse. Sí pues, sería bueno pero empezó por ella y su argolla, por eso es que “no hay para todos”. En el mejor de los casos un “profesional 3” que está un millón de veces mejor parado que doña Tania en los temas de la visión y solución de los problemas administrativos de su institución --como he podido comprobar-- verá incrementado sus ingresos en 9%. ¿Juju, doña Tania, tiene usted algo que decir al respecto? ¿Doña Tania?
No, no tiene nada que decir porque doña Tania, a parte de aumentarse el sueldo en 66%, está pensando en cosas más trascendentes como, por ejemplo, qué hacer para que en el protocolo del Estado ella ocupe un mejor lugar en la lista de precedencias de las autoridades de la república. Es que la pobre está tan alejada del número 1 en la alfombra roja que eso afecta su autoestima, supongo. Así que no es sólo cuestión de plata sino de espíritu, de status, fíjate tú.
¿Y la recaudación? ¿Aumentó? ¿Aumentará quizás? Porque esa es su chamba, ¿verdad? Pues cómo va a aumentar, mamacita linda, si primero no solucionas el desastre administrativo que está bajo tus pies. De qué sirve que el Ejecutivo decrete una reestructuración tributaria si la SUNAT de doña Tania no puede ni con la recaudación de hoy.
Sí, es cierto. Los mejores profesionales deberían ganar lo que doña Tania. Pero no ella. Porque a veces los mejores no están en el sector privado sino olvidados en el público. Y porque la doña es, seamos claros, más prima que nada.






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