miércoles, 30 de octubre de 2013

Una mirada al periodismo cajamarquino



El fin de semana último estuvieron en Cajamarca el presidente de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú y la periodista María del Pilar Tello. Ambos hablaron de la situación del periodismo en el  Perú  que son también los problemas del periodismo en Cajamarca. El primero se refirió a la relación del periodismo con los poderes fácticos y el poder de éstos sobre los medios y los periodistas. La segunda, en breves rasgos, presentó su libro que fue comentado por  Richar Lesetti  Valer profesor de una universidad local. La reunión motivó a que reflexionemos  sobre temas que tienen que ver con el periodismo en Cajamarca.

Lo primero que se aprecia en Cajamarca es que los medios han crecido en Cajamarca en comparación al siglo pasado que no pasaban la media docena entre radios, televisoras y medios impresos. Actualmente, en tan sólo medios de televisión superan los diez donde, en la mayoría de ellos, se emiten espacios periodísticos de información y opinión y programas musicales de entretenimiento. Si bien los medios escritos son reducidos, sin duda los tres o cuatro que existen representan al crecimiento de medios impresos. Las radios son quizá las que más han crecido tanto en amplitud modulada como en frecuencia modulada y que la mayoría de ellas tienen sus espacios informativos o de opinión. 

Ahora bien, el crecimiento cuantitativo de medios y periodistas no garantiza la presencia de un periodismo cualitativo, responsable y de calidad, comprometido con la sociedad.  No para solucionar los problemas de la sociedad civil, sino para fiscalizar y presionar a las autoridades para que atiendan los problemas. Los periodistas no son autoridades como creen algunos. Son fiscalizadores que al poder público y privado les jode.

El periodismo cualitativo, responsable y  de calidad tiene que ver bastante con la formación ontológica de la persona, del que hace periodismo, tiene que ver con la formación ética del profesional en la comunicación. Es cierto que en las actuales universidades no se dicta el curso de ética periodística, pero esto no quiere decir que el profesional en la comunicación se alquile al buen postor. La formación moral y ética del periodista y de otros profesionales mucho tiene que ver con la formación integral que haya tenido en su hogar por sus padres. Si éstos formaron un buen ciudadano entonces  será un prestigioso profesional.

¿A qué viene esta pequeña reflexión? A que, a menudo, en los medios locales, especialmente en la televisión, periodistas y comunicadores se vienen diciendo sus velas verdes, uno ataca al otro, éste sale no para defenderse, sino para defender a la autoridad que le da cobijo. Otros salen en sus medios para cuestionar moralmente a la autoridad, sin embargo el moralizador resulta siendo inmoral tan igual como al que cuestiona. Al parecer, en la actual sociedad, todos tienen las manos manchadas de corrupción. O como dice parte del título del libro de del Pilar Tello “.Dioses, bestias…” en periodismo.

Lo segundo tiene que ver, en Cajamarca, el poder fáctico y los medios. Es bastante conocido que el poder fáctico económico minero es fuerte y para  lograr sus objetivos no duda en poner en sus dominios a quien considera que lo incomoda. La mayoría de medios y algunos periodistas y comunicadores no dudaron en formar parte del cuadro de periodistas del poder mediático económico. Sino veamos el último conflicto Conga. Sin duda, los medios y algunos periodistas están sometidos al poder económico, es éste poder el que, en muchos casos, designa los titulares de los medios.  De modo que es urgente preguntarse si los medios actuales defienden los intereses de la ciudadanía, es decir los intereses de la ciudadanía de Cajamarca.  

De lo que todavía nos libramos es de tener una televisión al estilo nacional, donde los programas masivos priman en casi todo el día. Donde la nueva cultura impera para dar a conocer una civilización del espectáculo. Una cultura donde los programas se inmiscuyen en la vida privada de otras personas y  de las autoridades. Nos libramos aún de esa televisión, empero pronto a de llegar porque el modelo así lo decide.  Una televisión con programas cualitativos más que cuantitativos en receptores construye y forma ciudadanía.  Un periodismo de opinión, de crítica, de formación de opinión pública es lo que necesitan los pueblos de hoy para enfrentar a esa televisión de  periodismo de la civilización del espectáculo. Es el reto que tienen los medios en provincias, incluido Cajamarca.
                          
     

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