martes, 10 de junio de 2014

Manuel González Prada combatió a los corruptos de su tiempo: una pequeña historia.

En torno a la corrupción, los gobiernos regionales están en la mira. No se puede negar que la corrupción se encuentra cimentada en estos niveles de gobierno como también en  las municipalidades. Lo que sí hay que precisar es que la corrupción es uno de los problemas principales y preocupantes en el Perú. No sólo corroen a los gobiernos regionales, sino que conviven en los poderes del Estado que cada vez pierden institucionalidad debido al desprestigio que tienen en la sociedad civil. El problema de la corrupción no es de ahora, sino histórico que cada año se vuelve en un modo de vida.

Aquí una pequeña historia  que explica  que este problema moral tiene raíces históricas debido a la destrucción de las bases morales por lo que ha atravesado el Perú no como Nación,  sino como una sociedad inconclusa. La pequeña historia  empieza de la siguiente manera:

Corrían los años en que nuestro país había sido devastado en la guerra del Pacífico. Los chilenos, aliados de fuerzas extranjeras, ganaron la guerra fácilmente mientras la clase política e intelectual peruana se sacaban los ojos mutuamente. Por este tiempo, un grupo de militares con ansias de poder derrocaron al presidente que estaba gobernando. Como los militares estaban desprestigiados debido a la ineptitud de no poder ganar la guerra, necesitaban como presidente a un civil a quien convertirlo en fantoche. Pensaron en Manuel Gonzales Prada, político e intelectual que gozaba de gran prestigio por aquellos años. Se estaba convirtiendo en maestro de la generación de intelectuales siguientes. Para ello una comisión de militares lo visitó a su casa para pedirle que sea presidente de la república.  El autor de ”Horas de lucha” y “pajinas libres”, quien ya se había enterado de la propuesta, luego de conversar con la comisión, les entregó una relación de militares quienes debían ser fusilados por corruptos, es decir por haberle robado al Estado. Solo de esta manera aceptaría ser presiente. La comisión de militares se retiró de la casa de don Manuel y nunca más regresó. Después se supo que en la relación para ser fusilados, se encontraba la mayoría de militares que lo visitaron a su casa.

Gonzales Prada, después de haber puesto el dedo en la llaga donde brotaba pus, es decir corrupción, dejando su partido Unión Nacional, viajó a Europa donde estuvo un bien tiempo. Se lo criticó por su actitud evasiva. Por no ser capaz de dirigir una organización política pero sí era un líder intelectual de gran prestigio y respeto. Fue precursor del modernismo literario junto con otros poetas latinoamericanos.

Volviendo a la corrupción actual en nuestro país, la solución no es lo que había propuesto Prada por aquel tiempo, sino tiene que ver con el fortalecimiento de la educación y reformar las leyes que castigan la corrupción en el Perú. Para ello las instituciones que administran justicia tienen que recobrar credibilidad y que un organismo las vigile de cerca.  Esto tiene que ver con el fortalecimiento del Estado como regulador. No es intervencionismo, sino control del liberalismo extremo en que vivimos.  El liberalismo extremo no solo ocasiona crisis financiera y económica en el mundo, sino también crisis moral. Los grandes intereses económicos de las corporaciones, para lograr sus objetivos, en muchos casos, acuden a la corrupción.


Si se quisiera buscar corruptos en los niveles de gobiernos actuales, de seguro que las cárceles se llenaría de ministros, viceministros, presidentes regionales y alcaldes. Además de funcionarios y contratistas. 

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